miércoles, 21 de enero de 2009

La Giralda

De blanco y naranja
resuenan las campanas de tu tarde
que como flechas en la carne
se hincan y sangran

De tu río brotan nombres
y soledades:
las íntimas y las ajenas.
En las últimas horas
compartimos el anonimato.

El frío y los naranjos
te decoran la cara
y tu facción apretada
sonríe entre los mosaicos.

Aquí termina el Mundo;
Aquí empieza.
En el barquito de tu Historia
soy sólo otro pasajero
con tus mismos miedos y tu misma gloria.

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