Dibujamos un abrazo.
Ojos, sólo ojos...donde nos alojamos.
En la profundidad avasallante
alguna estrella firme espera
y los dos cuerpos se engañan
con amor sentenciado.
Cae algún beso.
La estrella sostiene,
Los cuerpos tiemblan.
Demoran las palabras-arpones
al toro confundido.
Va y viene...
entre verónicas desangra.
Se deshace el contacto
se vuelve tibia la distancia
a ritmo de latido fuerte
de estrella fugaz
que hasta recién era rígida
como una promesa
y es ahora recuerdo.
Dejamos al abrazo agonizando
por nuestro juego dolor
por nuestro simulacro muerte.
En la quietud de la noche
el toro suspira
la estrella cae
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