hice desaparecer toda la arena .
Desprovisto de su consorte,
el mar se retiró
o se ahogó en el cielo.
La fina esencia del tiempo
que dio forma a mis huellas
subió como alma en pena.
El océano tiró del mar
y el mar de los ríos,
y los ríos, presurosos,
de los arroyos
hasta que todo el agua colgó
como una mano agitada
en signo de adiós.
Me fui quedando sin aire
sin humedad para hablar.
Donde quise pisar
la tierra escaseaba.
¿Quién podría haber dicho
que era tan buen mago,
que ni un eco he dejado
para acompañarme en la noche?
1 comentario:
que lindo!
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