me diste tus notas más dulces,
tus aullidos de pasados completos
donde todo era permanecer calientes
mientras lo demás se iba descongelando a nuestro alrededor.
Con uñas de bestia marcaste lo que el horizonte sólo sugería
pero eran uñas de demanda
porque el horizonte es frontera
y atrás el Sol esconde.
Cuando todo sube
te veo bajar.
Ése es el problema:
despertar cuando anochece.
No encuentro manera de que el amanecer
me muestre tu cara de vuelta,
y así prefiero seguir durmiendo.
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